Confinamiento, una forma de conocerse más
Descripción
El confinamiento fue un proceso que nos vimos a todos de golpe. Cuando se empezó a expandir el coronavirus, los estudiantes lo veíamos como algo lejano, que incluso no nos llegaría a afectar porque se estaba dando a miles de kilómetros y, mientras nosotros, aquí en la Universidad de Granada, nos examinábamos del primer cuatrimestre, estábamos en nuestra burbuja preparando y haciendo exámenes y, en mi caso, no me daba cuenta de lo que se nos venía encima.
Pasados los exámenes, comenzó el segundo cuatrimestre y llegaron nuevas asignaturas. Ya empezado el mes de febrero la situación empezó a empeorar y vimos como nuestros vecinos italianos empezaban a tener grandes problemas con el coronavirus, con muchos fallecidos e infectados cada día. En España empezó a crecer rápidamente el ritmo de contagio y de fallecidos, y la población se empezó a preocupar.
Ya en marzo, la situación se hizo insostenible y tuvimos que empezar un confinamiento que a día de hoy continúa y que no sabemos cuando terminará. Un mes y medio después de que empezara, muchas personas estamos desesperadas, necesitamos nuestro espacio, respirar un aire puro que nos ayude a olvidarnos aunque sea durante un rato de nuestros problemas y de los que ocurren a nuestro alrededor. Es muy necesario eso porque yo, que soy una persona muy casera, de vez en cuando necesito salir de casa y despejarme, ver a mis amigos, coger mi coche y perderme, estar con mis abuelos, que son personas mayores que me necesitan a su lado, salir de fiesta…
Sin embargo, el confinamiento me está sirviendo para conocerme más como persona, a darme cuenta de cuáles son mis inquietudes, mis sueños y mis miedos, además de para valorarme más. Además, me estoy dando cuenta de quienes son mis amigos, las personas que realmente me apoyan en esta situación tan triste y que parece un mal sueño del que nunca despertaremos. Me divierto mucho con las videollamadas que organizo con mi familia los fines de semana con mi familia, donde nos contamos anécdotas y nos divertimos mucho jugando un rato al bingo. También con mis amigos, con los que de vez en cuando me conecto también por videoconferencia para vernos la cara porque, aunque no lo podamos hacer en físico, podemos vernos a través de una pantalla y conversar.
El confinamiento también me está sirviendo para desarrollar algunos hobbies que antes no había ni valorado, esto sin dejar de lado los estudios y la universidad. Me estoy dedicando más que nunca a jugar a los videojuegos, incluso he sacado de su caja la Wii que llevaba años guardada esperando a que la utilizara.
En fin, el confinamiento tiene una parte mala que es ver como cada día fallecen muchas personas por esta maldita enfermedad que es el COVID-19, que nos priva de libertad. Sin embargo, también me sirve para conocerme mejor a mí mismo y a los que me rodean, que son un pilar fundamental en mi vida.