He tardado un mes en saber cómo me siento
Descripción
Mi abuela me pregunta cómo estoy todos los días -y yo a ella- y todos los días le respondo lo mismo, “bien, como todos los días”. No le voy a responder lo que de verdad pienso porque no quiero que se preocupe, ahora me toca a mí preocuparme por ella, pero bueno, espero que esto lo sepa ya todo el mundo.
He estado desde que empezó todo este tema basando mi estado de ánimo en las cifras que cada mañana se comunicaban, como creo que muchas personas. Lo bueno es que, después de un mes, esto me ha ido pasando cada vez menos y ahora, me estoy escuchando más a mi misma, y me estoy permitiendo estar triste, sin dejar que esto sea mi día a día. Creo que en momentos como estos, es necesario dejarse estar mal o triste, pero no podemos convertirlo en nuestra rutina. Después de esta reflexión de coach emocional -sin ser yo nada de eso-, voy a contar un poco las reflexiones o sentimientos que tengo estos días.
Un día en clase, en 1º de EPO, un profesor preguntó que cuántos abuelos teníamos. Yo en aquel momento podía disfrutar de los cuatro, pero sin embargo, me dio mucha pena al ver que no para todos mis compañeros era así. Ahora mismo me siento bastante así, no estoy triste ni por mí ni por mi entorno cercano, sino por pensar que lo que para mí es una obviedad, no lo es para otros. De aquí saco algo positivo, y es el sentimiento de comunidad -que no de nación- que esta situación está sacando de nosotros, y eso sí me pone feliz.
Llevo este tiempo conviviendo con mis padres, cosa que no ocurría desde hace 4 años. Cuando en vacaciones volvía a mi casa, me sentía relajada, todo en orden, rutinario, limpio… cosas que no pasan en un piso de estudiantes. Sin embargo, en esta ocasión, no me siento igual. Me siento como La Casa Tomada de Julio Cortázar, algo está invadiendo mi casa y no la siento como antes. No hay un lugar en mi casa que no me recuerde la situación que estamos viviendo -también es difícil en un piso con dos balcones a un callejón sin luz-. Pero esto es temporal, dentro de un mes volveremos a sentir nuestras casas como antes las sentíamos, y eso también me pone feliz.
Las vistas de mi habitación son un bonito patio interior, pero de esto no me voy a quejar, porque otros no tienen ni habitación. Esta es la tercera cosa que siento. Estoy un poco agobiada e indignada con el tema recurrente de que todo el mundo vamos a ser mejores personas cuando esto acabe. No quiero que para que el mundo sea mejor, sea necesaria una catástrofe como esta. Ahora vemos desigualdades donde antes no las veíamos, y eso es triste. Quizás tenemos más tiempo para analizar la realidad, o simplemente estamos viendo que todos sentimos miedo hacia lo mismos, unos desde mansiones y otros desde chabolas. Que no es que no quiera que seamos mejores personas, claro que quiero.
En definitiva, estoy triste pero sé que esto es temporal, y que a partir de ahora, intentaré vivir más tranquila, sin preocupaciones inventadas por mí misma.