
Reconvivir, repensar, reproyectar
Descripción
Claramente hay días peores y mejores; Todo empezó muy arriba, de pronto convivíamos cinco personas que nos llevábamos genial, hacía buen tiempo, teníamos terraza y más tiempo libre. Después las noticias, la situación económica de nuestros familiares, la prolongación de la cuarentena… Nada se para, todo sigue. La ilusión inicial de que de pronto podíamos aprovechar este tiempo para hacer todas las cosas que habíamos ido posponiendo en nuestra rutina del curso se transforma en frustración, porque los teletrabajos continúan, la universidad también, los planes de final de carrera se mantienen temblequeando ante el tiempo que se acorta hasta llegar a ellos. ¿Se puede vivir la vida normal ignorando que esta se encuentra patas arriba? Ha sido un proceso de adaptación, de encontrar la motivación a largo plazo con el único gancho a la realidad del mundo virtual.
Lo llevamos bien, tenemos cuatro paredes entre las que protegernos y nos cuidamos entre nosotros, hay más apoyo emocional que nunca antes en este curso cuando cada uno vivía en una casa distinta. Supongo que tampoco nunca antes había hecho tanta falta. En esta situación de convivencia forzada (a la par que agradecida) aprendemos unos de los otros, no solo en el campo de las habilidades personales, sino especialmente en valores de tolerancia, empatía, escucha. Todo esto puede sonar un poco melancólico, pero creo que sería hipócrita negar que ese sentimiento está ahí, lo importante es lo que sacamos de ello. Porque en estas dos semanas que llevamos juntos ha habido muchos abrazos silenciosos, muchos mensajes de whatsapp malinterpretados, mucha tensión desde todos los frentes a la vez… Y ha habido desayunos, almuerzos y cenas cuya sobremesa se prolonga más de lo que tardamos en deglutir los alimentos, ha habido aprendizajes en cuanto a nuestra relación con los demás, ha habido música, conferencias impartidas por nosotros mismos, más deporte del que nunca antes habíamos hecho.
Poco a poco vamos cogiéndole el truco a estos nuevos ritmos. Hay días en que solo uno se levanta a la hora para hacer deporte, hay días en que otro tiene que hacer una entrega para el grado y no sale del cuarto hasta las cinco de la tarde… pero cuando llega la noche nos reunimos siempre en el salón y compartimos un poquito de cada uno. A veces esto es una poesía, una frase, un fragmento de una película; no importa la forma mientras haya una intención de compartirnos y aprender de ello.
Mis consejos para esta cuarentena: haced listas y sed realistas con los plazos, o en su defecto no os machaquéis mucho cuando no seáis capaces de cumplirlas del todo. Pero que estas listas no sean todo obligaciones (y menos en un momento donde tienes muchas menos formas de evadirte de estas), la creatividad y la interacción social son importantes para nuestra salud mental. Si estás con personas que saben de otros campos distintos al tuyo, aprovéchalo para preguntar, o para explicar tú. Se puede sacar algo positivo de esta confusión que provoca el trabajo en casa entre el mundo académico y el mundo privado; a veces olvidamos que estamos estudiando algo elegido por nosotros, que nos apasiona en su raíz, y ahora tenemos la oportunidad de volver a descubrir esas motivaciones y divertirnos con ello, con unos tiempos y métodos mucho más marcados por nosotros mismos.
Un abrazo fuerte, ¡nos vemos en las calles el día de la liberación!