Todo aquello que 'echábamos de más'
Descripción
Estábamos hartos, cansados, agobiados, no queríamos repetir otro día igual. ‘Echábamos de más’ salir cada mañana a la misma hora, tener una rutina establecida con la que lidiar, las mismas caras de cada jornada a las que saludar. Nos sobraban muchas veces las personas que nos rodeaban, porque estábamos tan ocupados en nosotros mismos que no teníamos tiempo para nada más. No abrazábamos, no besábamos, no nos tocábamos, al menos no lo suficiente. Evitábamos hacer llamadas familiares, porque daba igual, mañana sería otro día más. No salíamos al balcón a contemplar la calle, porque ya pasábamos todo el día fuera de casa, nada nuevo que valorar. Huíamos de algún vecino si veíamos que íbamos a coincidir en el ascensor, para evitar otra incómoda situación. No queríamos entender la necesidad de la existencia de algunos puestos de trabajo, porque “era su trabajo y punto”. Incluso pecábamos de irrespetuosos, pero nunca pensábamos en pedir perdón.
Nos creíamos seres solitarios, capaces de arrasar el mundo por nosotros mismos, hasta que fue el propio mundo quien nos hizo parar. Ahora es cuando entendemos que, si no nos cogemos todos de la mano, nos caemos, y es muy difícil volver a remontar. Es precisamente ahora cuando echamos de menos todo aquello que tanto tiempo hemos estado echando de más.