
Un momento de introspección
Descripción
Mi nombre es Luna Linares y nací en Granada, aunque lo más probable es que no muera aquí. Llevo sin salir desde hace 22 días. Me tomé la cuarentena antes de que el Estado decretara el estado de alarma, así que llevo un poco más de tiempo aquí encerrada que la mayoría de la población.
No me interesa contar mi experiencia a través de rutinas o que hago para sentirme bien. Me sentiría que estoy estafando a cualquiera que me lea. No, no he estado bien todos los días. Ha habido días que simplemente quería, aunque estuviera lloviendo a cantaros, salir corriendo a la calle y tumbarme en el asfalto.
Nunca me he considerado alguien nervioso. Siempre me ha gustado pasar tiempo en casa y disfrutar de pintar, hacer yoga o simplemente escribir en mi libreta.
Para mí, lo que me ha hecho estar en términos generales ”bien” esta cuarentena ha sido mi mundo interior. Así de simple. De forma un poco extraña debido a la situación, me he dado cuenta de que lo único que podía diferenciar de un día bueno o un día malo en tiempos de cuarentena, era mi propia percepción hacia las cosas.
Cuando empezó todo esto era la persona más productiva del mundo. Con el paso de los días, mi energía mental fue decreciendo y con ello, mis ganas de hacer trabajos o adelantar prácticas para clase. Dejé de pintar y de escribir. Sólo veía series. Esos días me abrumé mucho. Llevo toda la vida escuchando que debemos ser productivos, que un día sin hacer cosas es un día perdido. Me abrumé muchísimo.
Tras unos días compadeciéndome de mí misma, de un quiero y no puedo. Escuchándome hora tras hora en soledad. Tras todo esto, viendo un video en youtube, me dí cuenta de que estaba equivocada. Qué en realidad, no pasaba nada por descansar, que no podemos ser todos los días productivos y que esa idea está incrutada en nuestro cerebro por la forma capitalista actual en la que convivimos. Hay que producir más y más, si no no sirves, no estas creando nada. Realmente es una ilusión.
Ese fue mi descubrimiento más importante. Ese sentimiento de tranquilidad hizo que pudiera hacer mis prácticas con más sosiego, que simplemente me arriesgara a hacer bocetos dibujando, que hiciera las cosas porque me apetecía hacerlas.
He tenido muchas horas estas semanas para estar conmigo misma y me he dado cuenta de que cuando me escucho, cuando me paro un momento para simplemente estar presente, me doy cuenta de que es aquello que me llena.
He aprovechado estos días para hacer yoga, algo que ha cambiado bastante mi estabilidad emocional desde que empecé arbitrariamente ha practicarlo hace unos meses. Mi consumo diario de contenido en internet se basa en vídeos sobre salud mental, vídeos sobre naturaleza y manualidades y otros más variados. Parece una tontería, pero aquello que consumimos en la redes sociales dice mucho de nosotros.
Yo adoro la naturaleza. Una de las cosas que más extraño de salir al exterior es ir al bosque con mi pareja y nuestro perro, sentir el aire frío de la montaña, escuchar el sonido de las hojas de los árboles… Estos días sobre todo me han servido para valorar las pequeñas cosas que me hacen feliz y sentirme con voluntad para hacerlas realidad.
No me refiero a grandes sueños, no quiero ni necesito un yate o ser rica. Solo quiero rodearme de mis seres queridos y vivir en la naturaleza algún día. Creo que si consigo centrarme en las cosas que de verdad importan, alejándome del materialismo e intentando vivir un modo de vida más consciente, mi vida iría hacia el lugar al que aspiro.
La cuarentena a veces se hace muy pesada. Todos los días son prácticamente iguales y me veo soñando despierta muchos días. Me imagino en lugares de ensueño, en medio de prados o en una casa de campo de cuento de hadas. Dibujando me introduzco en ese sueño, y esto me hace despejarme un poco de la realidad tan cruda que estamos viviendo.
Todo lo que me haga sentirme mejor lo tengo que hacer yo. Debo lidiar con mis demonios, mis pasiones y mis sentimientos porque por fin en miles de año de historia, las mujeres podemos decidir quienes queremos llegar a ser. Pensar en ello me empodera, me hace sentirme más libre. Espero que cuando esto acabe, todos podamos valorar lo que tenemos y seamos conscientes de que nuestro modo de vida puede cambiar en un momento. Espero que seamos conscientes de que nuestro entorno, nuestro planeta, es lo único que tenemos y que debemos cuidarlo. Espero que tomemos consciencia de que si nos basamos en la xenofobia y no en la comunidad, si no trabajamos los países codo con codo, lo único que traerá son desgracias.
La importancia de todo lo que ha ocurrido es que a muchas personas les ha hecho despertar.